El trabajo infantil en Uruguay: la “naturalización” y la “invisibilización” de una problemática que afecta a niños y adolescentes
Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS
El intendente de Artigas, Pablo Caram, bajó al sur del país y le bastó tan solo unos minutos en televisión para desatar una nueva polémica que puso en la mira a su departamento y a una de sus principales producciones locales: el tabaco.
El jefe departamental, en entrevista con el programa Desayunos Informales, dijo la semana pasada que en Artigas “es normal” ver en las plantaciones de esta hoja a los núcleos familiares haciendo el peso durante la zafra, incluído los niños y adolescentes. “Es mucho mejor ver a un gurí trabajando que con el celular”, sostuvo frente a las cámaras.
Las reacciones no se hicieron esperar: el ministro de Trabajo, Pablo Mieres, anunció vía Twitter que su cartera enviará inspectores al departamento. El presidente del INAU, Pablo Abdala, condenó las declaraciones de Caram y dijo que sobre la temática “no hay dos lecturas”: “Trabajo infantil, hasta los 15, es ilegal”, sostuvo. Entre las críticas desde la oposición y el silencio del oficialismo, el PIT-CNT aprovechó la oportunidad y también salió a criticar los dichos del jefe departamental del norte.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo infantil como “toda actividad o trabajo que priva a los niños de su infancia, su potencial y dignidad y es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. Según la normativa vigente, en Uruguay está prohibido, y a partir de los 15 años sólo se permite que un adolescente trabaje -en algunas áreas y con bajo condiciones- siempre y cuando haya autorización del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay.
¿Cuál es la realidad de esta temática a nivel local? Lo conversamos en Así Nos Va con el psicólogo Fernando Olivera, director de la asociación civil CIPPUS.
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